Actualmente el diseño gráfico desempeña un papel tan importante como el de cualquier otra profesión en las actividades productivas de la sociedad, participando en proyectos convocados por los sectores públicos y privados para servir a propósitos de muy diversas índoles.
La oferta de servicios del diseño gráfico es tan amplia y variada que en la mayor parte de los casos, las empresas e instituciones eligen casi circunstancialmente a los expertos en comunicación visual y estos con dificultad pueden determinar que tan útiles resultan sus esfuerzos para influir favorablemente en las realidades sociales. En todo caso si existe una intención en los mensajes elaborados por los diseñadores, esta proviene de la voluntad política de sus emisores originales y no de la voluntad del encargado de su configuración.
El impacto de la labor del diseñador gráfico se puede medir independientemente del valor social de los proyectos en los que interviene, la ética le obliga a formular soluciones efectivas, sin discriminar la naturaleza de la necesidad que atiende. De tal manera que un buen profesional, usará siempre los mejores métodos y procedimientos para lograr los objetivos que se le imponen.
Sin embargo, es claro que siempre se realizarán actividades con vocación social emprendidas por instituciones y particulares que bien pueden servirse de profesionales que optimicen los recursos y los medios, ponderando la predicción de metas tal como se hace en los programas de otras disciplinas.
Sin lugar a duda, los comunicadores visuales son colaboradores valiosos en campañas que mejoran la imagen pública de las empresas, pero también juegan una posición decisiva en la difusión de la cultura y el conocimiento, o bien concientizando a la colectividad de los muchos problemas que le aquejan.
El valor de sus intervenciones ha quedado ampliamente probada en los esfuerzos propagandísticos de los pueblos en épocas de conflicto y de paz, ayudando por ejemplo a educar a comunidades enteras gracias al poder de la imagen y de la información escrita.
Es verdad que no siempre los responsables de una campaña social conocen las posibilidades que ofrece la asistencia de un experto y tratan de llevar a cabo tareas especializadas, empujados por la ignorancia o por el afán de ahorrar dinero, comprometiendo con ello el éxito de una buena propuesta. Por tanto es necesario que las asociaciones y colegios de diseñadores, promuevan la labor del diseñador en el amplio espectro de las problemáticas relativas a la comunicación humana.
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