martes, 29 de septiembre de 2015

Gráficos SmartArt

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Mapa conceptual

DISEÑO DE PRESENTACIONES

Simetría y asimetría

Cuando una composición no está equilibrada nos invade cierta insatisfacción. Sentimos la necesidad de volver a arreglar los elementos tal como cuando enderezamos los cuadros de la pared. Básicamente, tenemos dos maneras de equilibrar nuestros diseños: simétrica y asimétricamente. Veamos cómo se define cada una.

Simetría. Es la forma más simple de balance. Ocurre cuando dividimos un diseño mediante un eje central en mitades más o menos iguales. La simetría aporta formalidad pero limita las posibilidades de mover los elementos sobre el fondo: sólo pueden ubicarse sobre el eje de simetría, haciendo estático el diseño. Así, el espacio en blanco es relativamente inactivo y queda relegado a los costados.

Asimetría. En este caso, el equilibrio es alcanzado por objetos disímiles pero que tienen el mismo peso visual. De este modo, el espacio en blanco es muy activo y juega un rol fundamental en la armonización del diseño. Un balance asimétrico entre elementos de distintos colores, texturas, tamaños, etc. es dinámico y ofrece muchas posibilidades compositivas.

Simetría, asimetría y peso visual.

Los elementos positivos (textos, imágenes, etc.) son visualmente más pesados que el espacio negativo. Así, una diapositiva con mucho contenido requiere grandes cantidades de espacio en blanco. De modo similar, los colores oscuros son visualmente más pesados que los claros. Así, una diapositiva con cierta cuota de contenidos de tono oscuro se equilibra con mucha superficie en tono claro. En definitiva, una diapositiva bien diseñada procura un balance (simétrica o asimétricamente) para guiar la mirada de la audiencia, para que se distinga con claridad lo importante de lo secundario.

“Un balance entre los elementos ayuda a activar el espacio negativo y guía suavemente los ojos de los lectores de una parte del diseño a otra. Un diseño sin balancear puede llamar la atención, pero la discordia entre los elementos será inefectiva para guiar los ojos, limitando la calidad del mensaje.”

Espacio positivo y negativo

En diseño, el espacio negativo (también llamado espacio en blanco o blanco, a secas) es la superficie no ocupada por el texto, las imágenes, las líneas, es decir, los elementos positivos. Es importante señalar que el espacio en blanco no es espacio “vacío” y tampoco es necesariamente blanco. En realidad, es un componente esencial para un buen diseño.

El espacio en blanco es un concepto simple de entender pero poco empleado. Uno de los típicos errores en las presentaciones consiste en llenar cada diapositiva con textos, gráficos, cliparts, logos, etc. ¿Por qué? La razón es una mala comprensión del espacio negativo, considerándolo como espacio desperdiciado. 
El blanco balancea la composición y brinda a los ojos un lugar para el descanso. Fundamentalmente, ayuda a la comprensión y aporta claridad. “El valor de una diapositiva no se determina por la cantidad de información que contiene, sino por la claridad con que comunica su mensaje.”

Es necesario comprender que el espacio negativo es un elemento real, tan real e importante como el propio contenido. Y lo más relevante: el espacio negativo no es desperdicio de espacio. Ignorar su importancia no solo conduce a resultados visualmente poco atractivos, también atenta contra la comprensión de lo que se muestra.

Relación figura-fondo

Elige fondos para las diapositivas que tengan baja relevancia, es decir que deben ser sencillos, sin muchos colores, la idea es que el fondo debe resaltar el mensaje principal que se quiere transmitir, ten siempre en mente que tú eres un guía para la audiencia y así mismo debe ser tu diapositiva, es decir que con ella debes guiar los ojos de tus espectadores para que capten la idea que deseas transmitir, por eso el fondo debe pasar desapercibido.

Contraste

El contraste es una comparación de elementos, su función es ayudar a identificar rápidamente el punto principal de una composición. Los diseños con contraste fuerte llaman la atención y ayudan al observador a entender la imagen. Un contraste débil no solo es aburrido sino que también puede ser confuso.

Contrastar implica una comparación entre elementos distintos con la particularidad de que la diferencia debe ser grande. Mientras más grande la diferencia, mayor el contraste. El contraste es creado cuando dos elementos son diferentes. Si los dos elementos son algo diferentes, pero no mucho, entonces no tienes contraste, tienes conflicto. De esta reflexión se desprende la principal función del contraste: distinguir lo principal de lo secundario para que no compitan y por lo tanto, orientar la mirada de la audiencia. Para que el contraste haga bien su trabajo, es necesario que los elementos que no son iguales se vean bien diferentes, no apenas diferentes.

No conviene contrastar a mansalva sino a conciencia, con criterio. El objetivo es minimizar el ruido y maximizar la señal, dirigiendo la atención al dato importante. El contraste cautiva al ojo y guía la mirada pero, requiere de los diseñadores dos cualidades sin las cuales no sería efectivo: decisión y criterio.

Diseñar con tercios brinda estructura

Una manera de decidir la posición de cada elemento en la diapositiva consiste en aplicar la regla de los tercios. Con ella podemos superar el “horror al vacío” que genera la diapositiva en blanco, evitando el componer instintivamente y aportando interés visual. En vez de centrar verticalmente textos y fotos, prueben alinear usando las líneas de los tercios. De esta manera, sus diapositivas resultarán menos comunes y más interesantes. 

La regla de los tercios aplicada al diseño de diapositivas

1. Elemento principal sobre puntos de tensión: Si queremos descentrar dicho elemento, la intersección de las líneas de tercios es una buena opción.
2. Elemento principal sobre líneas horizontales: En general, el horizonte centrado en la foto no es la mejor decisión compositiva. 
3. Elemento principal sobre líneas verticales
4. Elemento principal sobre puntos y líneas al mismo tiempo

Relaciones básicas de color 

1. Monocromática: Es la relación de distintos valores de un mismo tono. No tiene profundidad de color, pero provee contraste por la antinomia claro/oscuro y brinda sensación de armonía.

2. Complementarios: Son los colores opuestos en el círculo. Como son tan diferentes, su relación da un buen contraste aunque a veces sea necesario ajustar el valor para que la combinación no sea tan vibrante.

3. Análogos: Son los colores adyacentes en el círculo y por lo tanto, su relación es fácil de armonizar. Un buen contraste puede ser alcanzado combinando valores claros de un color con los oscuros de otro.

Si la información no contrasta contra el fondo, no hemos diseñado bien la diapositiva aunque las combinaciones de color sean agradables. Con la legibilidad como fin y estas relaciones de color como medio, nuestras diapositivas serán efectivas.

Texto

Cualquier texto que pongamos en una diapositiva debe poder ser leído incluso desde la última fila de la sala, de lo contrario estamos discriminando a una parte de los asistentes. Este es un motivo más para no incluir todo lo que vamos a decir en las diapositivas ya que las fuentes 16 ó 18 son difícilmente legibles a unos cuantos metros de distancia.

El principal objetivo de componer un texto con una tipografía determinada es la legibilidad. En impresos con una densidad de texto importante como un periódico o un libro, suele escogerse una fuente con serif. Los remates parecen vincular los caracteres y guían los ojos para ayudar al lector a no perder la línea de texto. Sin embargo, las fuentes con serif no son recomendables para presentaciones en pantalla. El problema es que los serif y las sutilezas tienden a desaparecer debido a la relativamente baja resolución de los proyectores y a la poca iluminación. 

Estos problemas se minimizan con una fuente sans serif. En general, sus formas menos leves mejoran la legibilidad bajo las condiciones lumínicas y técnicas propias de una presentación. Por lo tanto, es preferible emplear tipografía sans serif en las diapositivas. Su majestad la audiencia quedará complacida de poder leer.

Existe una gran cantidad de fuentes sans serif disponibles para el diseño de presentaciones para pantalla tales como Franklin Gothic, Gill Sans o Frutiger. Obsérvenlas con cuidado y seleccionen aquéllas que tengan formas simples y claras, con poco o ningún detalle. Eviten los contornos, sombras y otros adornos que reducen la legibilidad y sólo generan ruido. Como la claridad requiere diferencia, tampoco recomiendo las fuentes condensadas: sus caracteres son tan angostos que terminan pareciéndose demasiado. Por otra parte, las variables bold de algunas fuentes –y las extrabold  en general– tienen ojos y aberturas demasiado pequeños que disminuyen la legibilidad; de lejos se ve como una mancha. 

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